Ríorriqueña: Tras bastidores
Por: Miosoti Alvarado
Viajar sola tiene sus pro y sus contras… Son más los pro. Al menos una vez al año se debe viajar sol@… sin la pareja, sin los hijos, sin amigos…. es muy desintoxicador; es ser valiente… no temer; es disfrutarte, es hablar contigo por mucho tiempo, es tomar decisiones tu… buenas o malas, fuiste tu. Algunos contra: cuando quieres tomar una foto. Era gracioso como yo encuadraba cómo quería la foto, la practicaba… y cuando ya la tenía, observaba los desconocidos cerca. Escogía uno, le enseñaba el encuadre… “debe salir desde aquí hasta aquí” le decía… y boom! La mayoría de las veces quedan de show! Otro contra; como cuando te quieres dar el cafecito… relax y hablar con alguien conocido… sin estar haciendo amistades… esos momentos dices, “anda pa’l carajo… yo ando sola, sola”… Pero se termina el cafecito y ya pasa… jaja!
Fueron muchos los momentos tras bastidores en esta aventura… también los mejores. Los que no puedes captar, ni con una foto o un video, los que son efímeros… los que se quedan en el recuerdo por años y años. Pues muchos de estos momentos los pasé sola… y los otros en compañía de personas maravillosas que conocí durante el camino. Por ejemplo el momento en que un Brasileño, mientras esperaba la guagua para Rio… se me acerca y empieza como “papa gallo” a hablarme de Dios… él habló, habló y habló… yo -cuando entendía algo- acentuaba con mi cabeza. No entendía, pero entendía… hasta que de momento me dice en portugués: “ tu estás entendiendo lo que yo digo?” a lo que respondí “um poquinho… naõ falo muito portugués, mais tenho uma idea” y el que se empieza a reir a carcajadas… me dijo… “com sua cara y seus gestos… eu pensé que entendía tudo!” y eso me pasó varias veces con diferentes brasileños… hablaban de algún tema en el que yo podía entender algo… porque somos iguales (boriuas y brasileños) a la que estamos con los nuestros y empezamos a hablar nuestra jerga -y a la velocidad de la luz- no se entiende nada! Era raro porque no entendía, pero entendía! jeje! Entendía la energía, entendía los gestos, entendía “el chiste”. Cuantas veces me dijeron… “Mio, voçé entendiou?” y yo le decía … “nió” (palabra para decir sí y no)… y ellos más se reían.
La verdad es que el idioma es lo màs diferente que tenemos, somos muy parecidos en estilo de vida, etc… Aunque ellos son màs tropicales, más como son de verdad… no han vivido por tantos años siendo impuestos a modas, cultura y demás cosas con las que nosotros tenemos que bregar por la situación de la colonia. Por eso son mas libres en como son… son como son… no tienen esa confusión de sentirse de una manera y tener que actuar de otra… bueno, pero ese tema me puede tomar toda una vida y ustedes entienden a lo que me refiero. Un detalle es que en Brasil, hablar inglés es como hablar mandarín (idioma chino)… “ni le viene, ni le va” como decimos. Y es bien, bien chévere estar en un lugar donde no hay que bregar con el inglés; y no hablar inglés por ser inglés. Me explico; nosotros los boricuas sabemos lo que hablar inglés significa nuestra Isla… porque el boricua se cree que si no lo habla, es menos; mejor dicho, se siente menos, porque es lo que nos han enseñado. Así que estar en un país donde el inglés o ser“estadounidense” significan nada -para la gran mayoría- está bien cabrón. Donde único hablaba inglés era en las reuniones mañaneras con los líderes cuando me tocaba trabajar. El jefe de fotografía, Nick, nos decía que el inglés es un idioma compacto, es un idioma universal por lo rápido que puedes aprenderlo, que cualquier persona del mundo puede aprenderlo, al contrario a nuestros lenguas romances, por ejemplo, que son tan y tan ricas en vocabulario y se necesita practicar mucho para poder dominarlas. Tenemos que sentirnos orgullos de nuestro español; un idioma romántico, elaborado, precioso. Entones, cuando te encuentras y compartes con personas que hablan tu mismo idioma todo, es más fácil…y súper divertido!
Hay algo con los chilenos que siempre me caen muy bien y en este viaje compartí momentos con dos chilenos maravillosos, Cristian y Jose. Los chilenos tienen una educación universal de primera, tienen temas! (De eso me dí cuenta cuando conocí una de mis mejores amigas y mi enciclopedia musical, mi domichilena Amaranta Esperanza Baez Román). Una de las anécdotas mas graciosas que tengo es con esos dos seres. Fuimos juntos a visitar el Cristo Corcovado. Luego de tomar varias decisiones de cómo, cuando, por dónde, con quien… llegamos al Cristo. Pues les cuento que estos chilenos me pegaron el “vellón” desde la primera… que si Puelto Lico… y dale y dale… yo no podía decir una palabra con ‘r’ … ya saben que venía el chiste. Hasta que yo le dije que los chilenos hablan con “hipo”… y así pasamos el día. Terminando el día de excursión, decido compartir un dulcecito con los chilenos. Y en eso me tiro el de que tenemos que cojer la van (guagua)… ya saben que “cojer” tiene otro significado en America del sur… y la pavera era tal, que no podíamos ni caminar. Me decían “Mio, que brava, te vas a coger la van completa? Eres una campeona”. Nos montamos en la van y el otro chiste fue el ganador: planeando a ver qué hacíamos en la noche, Cristian le dice a Jose… “bueno a ver si llevamos el pecesito al agua…”…. el pecesito al agua? … yo me quedo mirándolos como “what?” a que se refieren? Ellos, entre miradas y mímicas me hacen entender lo que quiere decir… y yo les digo: “ahhh… ustedes quieren mojar el nugget”. Hubo una pausa como de 5 segundos… Ya saben que el nivel de la pavera era tal que todos los que iban en la van se contagiaron… la mayoría no hablaba español, y aunque lo hablaran creo que no iban a entender. Y hasta ahí llegó el relajito con la Bori… entre el Blackberry kush y el nugget, me declararon ganadora de las ganadoras. Para ellos era genial eso de mojar el nugget… demasiado creativo, me decían. Para que vean que aunque hablamos el mismo idioma, se necesita una guía para entendernos. Igual pasaba con los argentinos, pero esos eran locos con mi acento… le encantaba escucharme hablar.
Y ya saben que cuando me encontraba con los boricuas, eran momentos hermosos. La mayoría de estos eran tan extraños como cualquier otro ser humano… nunca los había visto. Pero a la que intercambiamos dos o tres palabras, ya éramos panas!… pero literal. Esa cosa de la patria, de tu gente… es otra cosa. Por eso hay que viajar. Para desintoxicar, para vernos desde afuera, para conocer otras culturas. Para aceptarnos como caribeños, para saber que estamos bien nítidos! Es maravilloso intercambiar con otras culturas y darse cuenta que cada cultura tiene su encanto, que cada país tiene cosas buenas y cosas no tan buenas. No hay cultura mejor o peor que otra. Son diferentes formas de hacer y de ser… pero todas son maravillosas!
Brasil tiene la comida chatarra más divina! Como a la semana de estar en Rio, me tuve que poner a dieta, no podía respirar bien. Estaba tapá. Normalmente soy una persona de alimentación saludable, pero cuando hago desarreglos, sé con lo que tengo que bregar. Y me jalté de queso con gusto y ganas. Por eso no podía respirar bien. Por una semana mi alimento fue de los lanchonetes. Estos son un tipo de kiosco donde consigues como frituras, pero la mayoría son horneadas. Todo es harina y queso, principalmente… pero divinas. Le metí como si no hubiera mañana. Igual hice con la tapioca y el açaí… que allá es una pelota de azúcar para el cuerpo. Es que hay lanchonetes en todos lados, tenía que aprovechar. Y me aproveché hasta que el cuerpo pidió “cacao”. Creo que la comida es una forma tan y tan maravillosa de conocer una cultura. Hay que atreverse a probar las cosas! Recuerdo que en mi vida me había atrevido a comer hígado o corazón de las gallinas. Pues en Brasil me atreví…. uff riquísimo. Creo que es algo fundamental cuando se viaja… ir abierto a comer lo que se come en ese país, sus platos, sus maneras, sus alimentos. Competir con nuestra sabor caribeño está difícil… pero hay que probar para entender que nuestro nivel culinario está a otro por los cielos.
Asistí a una fiesta de boricas en Brasil. Una de las compañías auspiciadoras del COPUR, ofreció esta fiesta a los atletas y miembros de la organización… e invitados colaítos como yo (en esta fiesta fue que probé los corazones de gallina). Fue en un lugar de lo más lindo con vista a un canal de agua, con botesitos y eso; bien chulo. Tengo que hablar de este tema porque fue chocante para muchos de los presentes. En un momento de la noche, bastante al principio, los atletas boricuas decidieron poner música desde sus celulares. El dj que estaba amenizando la actividad tocando música tradicional de su país (samba y bossa-nova) los dejó. En ese momento la fiesta se transformó en un party en Brava. Y no fue que tocaron una o dos canciones “americanas” (entiéndase por “americana” música top 40 de Estados Unidos)… fue que todo lo que tocaron fue música ‘americana”. La realidad es que quedaban pocos atletas de nuestra delegación en Brasil, muchos ya se habían ido. De los que quedaban, había dos o tres que boricuas boricuas y los otros eran estos atletas que no saben ni hablar español… que no han vivido en Puerto Rico, que no conocen casi nada de nuestra cultura. Y esto me hizo reflexionar… es que no conocemos nuestra música! En general, el boricua no sabe quien es Cortijo, que para mí -musicalmente- es la representación cultural puertorriqueña a flor de piel! En un momento tocaron un reguetón (de los pegados ahora) y dos canciones de salsa romántica. Más nada. Y es que nos han hecho pensar que todo, todo lo nuestro es un “porquería” que todo lo que viene de afuera es mejor.
Cuando el Boricua sepa que nuestros recursos naturales y nuestra cultura son nuestro tesoro (y que nos pertenecen) y que es lo que nos va a levantar, entonces podremos hablar de un cambio para Puerto Rico. Mientras tanto, no. Les juro que hubiese escuchado toda la noche reguetón. Y repito… yo no tengo problema con la música “americana”; claro que la escucho y la bailo de vez en cuando, pero en un 'party' boricua en Brasil, conociendo nuestra música… que es tan y tan rica… no puedo… no puedo. Pero no se le puede pedir aguacates a un palo de limones. Lo mejor de todo, es que hubo una incomodidad colectiva entre algunos de los boricuas presentes; esto que escribo lo hablamos, así que no todo está perdido. Pero los atletas estaban disfrutando, estaban de fiesta por primer vez después de competir, tampoco era para hacer un “issue” en ese momento. Pero es un tema que hay que hablarlo… y usted como Boricua, si me está leyendo y no conoce la música de (Rafael) Cortijo y su Combo, busque en Spotify y en YouTube y póngase escuchar la raíz musical de la música Boricua.
Termino esta historia contándoles que la misión más difícil de todas fue escribir. Hay que disciplinarse. Les puedo decir que me tomaba de cuatro a cinco horas -literalmente pegá- para hacer las historias. Durante los días antes de sentarme a escribir, iba anotando cosas importante de las que quería a abundar. Mi hermana y colaboradora Daliana, me llevaba al palo! El proceso era el siguiente: yo escribía y le enviaba fotos y videos. Ella leía y editaba la historia y el vídeo. Con el detallito de que yo no me llevé computadora… todo lo hice a través de mi teléfono. Mi teléfono que es un reemplazo de mi teléfono. Porque dos semanas antes de irme, mi iPhone 6 fue robado. So… trabajando desde un iphone 5c viejito y con poca memoria, trabajaba. Escribía en una libreta, luego utilizando “notes” del celular grababa la historia que se iba transcribiendo. Luego, revisaba todos los errores de traducción, editaba, copiaba la historia y la enviaba por email a Daliana. Los vídeos y fotos se los enviaba por whatsapp… y en momentos se me llenaba la memoria y tenia que ir borrando vídeos para poder enviarle… un tostón!!!! Pero bueno, lo logramos. Esta fue una meta que nos propusimos juntas. Una de muchas que estaremos compartiendo con ustedes. ¡Hasta la próxima aventura!