Dentro de la ciudad de New York hay cerca de 200 museos y sobre mil galerías de arte que pueden satisfacer al más fanático del arte en todas sus expresiones, sin embargo hay espacios que ameritan hacer el roadtrip para visitarlos. Uno de esos roadtrip obligatorios para el fanático del arte es el museo Dia Beacon. A poco más de una hora en carro o alrededor de 2 horas en tren desde la ciudad de New York, se encuentra la ciudad de Beacon la cual alberga al museo Dia Beacon, un sitio que tenía en mi lista de lugares para visitar hace años y ahora al fin, se me dio visitarlo.
El Dia Beacon esta alojado en lo que antes era una fábrica de Nabisco ocupando sobre 300,000 pies cuadrados en sus 3 pisos y es conocido por su arte minimalista y conceptual. Sus piezas no tienen descripción más allá del nombre del artista y no hay ningún tipo de guía para explorar el museo lo cual invita a que cada visitante tenga su propia experiencia. Algo que también que llama la atención es que el museo cierra relativamente temprano, (5pm), esto en parte, por que la mayoría del museo utiliza solo la luz natural para iluminar los espacios. Esto lleva a que a la vez que baja el sol y se empieza a oscurecer dentro del museo ya los empleados empiezan a cerrar las zonas donde menos llega la luz. En fin, el diseño de la antigua fábrica y la utilización de la luz natural son parte del gran atractivo de este espacio y juega un rol importante en la colocación de las piezas.
Uno de los artistas cuyas obras sobresalen en este museo es Richard Serra, quien lamentablemente falleció recientemente, y quien se conoce por sus esculturas enormes de acero industrial. Las obras de Serra juegan un papel destacado, donde sus esculturas crean corredores y pasajes que modifican la experiencia del espacio, haciendo que el acto de moverse alrededor y entre ellas sea una parte integral de la experiencia. Una de sus piezas esta literalmente ocupando todo un pasillo y te toca acomodarte para poder cruzar el pasillo y continuar tu travesía en el museo.
Hay varias obras que te hacen cuestionar su significado, como es el caso de las obras del artista Robert Ryman las cuales son mayormente canvas en blanco y nada más, o los huecos en el suelo en forma de diferentes figuras geométricas. En otra sala hay una obra de Andy Warhol en un espacio que es quizás la más similar a la experiencia de un museo tradicional. Ya en el sótano, el ambiente cambia pues no hay tanta luz natural y la iluminación viene de luces neon, como parte de una exhibición diferente, pues el protagonista es Carl Graig, quien es uno de los pioneros de la escena tecno en Chicago y hace que el sótano se sienta como un espacio donde pasó o pasará un rave.
Ya estando en Beacon y luego de explorar todo el museo vale la pena darse la vuelta por Main Street, la calle principal de esta pequeña ciudad. Aqui encontrarás muchas opciones de restaurantes, tiendas, barras y galerías. Visitamos Happy Valley Arcade Bar, donde nos encontramos con uno de los grandes íconos de la época dorada de los arcades machines:
Ya de regreso a la ciudad toca una hora y media de camino en auto, y la satisfacción de explorar el arte y la imaginación que muchas veces es retada ante el arte conceptual. Y claro, salir por un rato de la ciudad de New York, esta jungla de concreto pesado de la cual se necesita escapar cada cierto tiempo.