Por: Gabriela Joglar Burrowes
Yo-Yo Ma toca chelo sin pausa por alrededor de tres horas y es solo al final de su interpretación me doy cuenta que no tiene un atril con música. De hecho, el prodigio del chelo toca las Seis Suites para Chelo Solo a memoria, con los ojos cerrados por segmentos completos y su cara en trance. El virtuoso, que empezó a tocar a los cuatro años, tiene una cara simpática, redonda, con espejuelos sin marco y viste tropical en una guayabera blanca de manga larga. En el escenario de la Sala De Festivales del Centro de Bellas Artes de Santurce no hay nada más que él y su instrumento. Depende del ritmo de la música su cara se mueve tanto como sus dedos por el chelo, se nota que se vive lo que está tocando, aunque con sus 62 años lo debe de haber tocado mil veces.
Gracias a The Bach Project y Pro Arte Musical, estoy escuchando su música transmitida en vivo en una pantalla en el parque del Estuario de la Bahía de San Juan. Es uno de los cinco lugares en Puerto Rico donde la gente pudo escucharlo libre de costo. Estoy rodeada de personas en sillitas de playa, familias con niños pequeños en mantas de picnic y parejas mayores que se toman de la mano con ilusión cada vez que parece que la pieza va a terminar pero es solo una pausa y luego continua. Cuando acaba uno de los estudios la gente le aplaude con entusiasmo a la noche.
Mi amigo que es un compositor de música, me cuenta con entusiasmo que Yo-Yo Ma está convencido que la música va a salvar el mundo. The Bach Project consta de tocar 36 recitales de las Seis Suites para Chelo Solo de Bach en seis continentes y acompañado por conversaciones y actividades sobre el rol de la música en la sociedad. Yo-Yo Ma continua su proyecto tocando junto a Pirulo y la Tribu y más artistas en el Puerto Rico Block Party en la plaza Minillas de Santurce.
La música de Yo-Yo Ma por sí sola es surreal pero escucharla descalza en un parque con las estrellas como techo y la luna llena como foco de luz – es absolutamente mágico. A ratos miro la pantalla y veo a Yo -Yo Ma, otros me tiro en el piso y miro las nubes moverse como si estuvieran empujadas por las mismas notas de Bach.