Si tuviera que convencer a alguien de quien fue uno de los precursores de este nuevo movimiento, de utilizar la bici como medio de transporte alterno en Puerto Rico, apostaría por Dani. A cualquier lugar le llegaba pedaleando cuando apenas muy pocos lo hacían. Hace varios años que intercambió la bici, el Área Metro donde se crió, los antros culturales y los shows de ‘rockanroll’ por algo mucho mejor: “me enamoré y me fui a vivir con Daniela a Aibonito.”
Sobre 10 cuerdas de terreno reside junto a su pareja Daniela y su hijo Cyán en la Finca Tres Vidas, lugar paralelo a la finca agro-ecológica Siembra Tres Vidas. Lo que hace seis años comenzó como un huerto casero de la mamá de Daniela pasó a ser un proyecto de agricultura. Este resurgir de conectar con la tierra y de retomar el trabajo que distinguía a la sociedad agrícola de antaño, fue el legado que le dejó Silka Besosa a su hija y del cual ahora hace formar parte a su familia.
Dani cuenta que en los inicios de la siembra comercial, Silka junto a Edwin, -el agricultor de la finca- distribuían cajas con los productos que cosechaban a personas interesadas en consumir alimentos locales de calidad. Esta práctica conocida en inglés como Community Supported Agriculture (CSA) consiste de miembros que pagan con anticipación por un abasto de productos frescos semanales o bi-semanales.
En las dos cuerdas de la finca Siembra Tres Vidas, Edwin, con la ayuda de Dani y su pareja, cosechan hortalizas menores como: arúgula, kale, hoja de mostaza, mizuna y mesclun. Además de flores de ensalada, tienen berenjena, tomates, pimientos, habichuelas tiernas, zanahoria, hinojo, y especias como el perejil, estragón, eneldo, limoncillo, entre otras. Dani fue enfático al señalar que las prácticas de ellos son mucho más estrictas a las del USDA Organic, todo lo que utilizan para cosechar lo obtienen de la misma siembra. Al día de hoy, gran parte de los frutos de la finca se venden a restaurantes locales como: Marmalade, Jaquita Baya, Básico Juguería, La Fiambrera del Departamento de la Comida, José Enrique, por mencionar algunos.
Lo que empezó con una producción a pequeña escala se ha convertido en el trabajo a tiempo completo de un par de jovenes que creen en la soberanía alimentaria de Puerto Rico. Están conscientes que un país sin agricultura, dependiente en su mayoría de comida importada, esta en riesgo de sufrir una crisis alimentaria en cualquier momento. Que sirva Dani y su pareja de inspiración, para que en momentos de inestabilidad económica y social como los que estamos pasando, nos reinventemos.
