Celebrando el Toñita's Caribbean Social Club en Williamsburg, Puerto Rico

Toñitas 50 años Brooklyn New York

Toñita, Brooklyn 2024.

Es domingo, Día de padres, y todos los caminos conducen a la celebración de los 50 años de Toñita’s Caribbean Social Club, un legendario club en Brooklyn, que desde 1974, crea comunidad y resiste el paso del tiempo. Aquí sabes que encontrarás medallas, una vellonera con nuestra música, amigos en español y hasta comida. Nuestro chinchorro en la ciudad. Soy puertorriqueña y nuestra diáspora celebra lo que es casa; este lugar se convierte en nuestro refugio cuando sientes bajón de tu isla, de chinchorreo, de la música… bajón de Puerto Rico. 

El sol calienta y cada vez llega más gente a Grand St, a celebrar este emblemático lugar y su gestora: la gran Toñita. Una gran bandera puertorriqueña marca el territorio y de ahí en adelante lo que hay sandunga borinqueña y sabor latino. De entrada un dj pone el reggeatón y la pista de baile, la calle misma, anda apretadita. Aquí escuchamos Bad Bunny, a Tego y hasta El Gran Combo. Aquí se suda bajo el sol caliente y se perrea. Un poco más al frente, y debajo de los árboles por el candente sol, son varias las mesas de dominó con un torneo serio hasta con premios en trofeo. Suena un trío en la tarima principal y yo me siento en los campos de mi Puerto Rico. Hay comida, hay bebida y yo quiero mi vaso oficial, memorabilia de esta gran celebración. 

Me encuentro con boris que viven en Nueva York y boris que andan de visita. Se convierte en una extensión de la isla y la gente deja saber de dónde es en la isla, en su ropa y accesorios; gente de Ponce, Santurce, Carolina. Casa Muza se convirtió en ese espacio de arte y diseño que muy bien nos representa. Polet Guzmán, se encargó de que este evento fuera uno donde se expone además, el talento de artistas puertorriqueños y latinoamericanos. Dando oportunidad y creando un puente directo entre quienes somos de aquí y de allá. 

Y hasta que llegué a donde Toñita, la saludé y la celebré. Estaba sentada en una carpa justo al lado de la tarima principal, custodiada por sus vecinos y su gente, siempre elegante y con sus icónicas sortijas. Pasé y me dieron una capia, y yo me derretí con este detalle… que detiene el tiempo y me traslada a los 90s, a mi abuela y a esos recuerdos de lo que fue alguna vez. A esa delicadeza sublime y elegante de celebrar. Gracias Nueva Yorkinos, por creer en lo que somos y no dejarlo morir. Por aguantar el peso del tiempo y las gentrificaciones, y recordarnos lo lindo de las tradiciones. Llevamos en nuestro pecho la celebración y la cuidad de Nueva York me recuerda lo especial que es la puertorriqueñidad. Felicidades Toñita y que podamos celebrar muchos años más la puertorriqueñidad y nuestro espacio en esta gran ciudad. ¡Qué VIVA PR, puñeta!

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