Coralis Arroyo, costeña puertorriqueña documentando la pesca a través de su proyecto Pajarera

Coralis Arroyo en Desde la orilla. f: suministrada,

La puertorriqueñidad está hecha de muchas puertorriqueñidades. Basta con saber de qué región del archipiélago provienes para darte cuenta de que cada experiencia es distinta. Se vive en la montaña, en la ciudad, en la costa. Cada espacio tiene prácticas, saberes y estilos de vida que definen y moldean la cultura. Son pequeñas puertorriqueñidades que, juntas, componen el gran país que somos. 

Como isleña, siempre he sentido cierta frustración con lo poco que conocemos —y enseñamos— sobre lo que significa realmente vivir en una isla. En mi opinión, en la escuela deberían enseñarnos sobre pesca, cómo construir una embarcación, conocimientos básicos de navegación, sobre corrientes marinas... en fin, educarnos para ser habitantes conscientes del territorio inmediato que habitamos. Es por eso, que proyectos como el de Coralis llama mi atención. 

Para Coralis Arroyo, ser de la costa va más allá de un lugar geográfico. Es un lugar de identidad. Desde ese espacio se componen todas sus memorias. Es un lugar no solo para el disfrute, sino también para el trabajo, la vida familiar y el sustento a través de la pesca. Un espacio que la ha hecho más consciente de la naturaleza y el medioambiente.

Coralis es psicóloga, mujer costeña y, según ella misma, “apasionada, decidida y multifacética. Ama la Mar y los atardeceres”. Con esas raíces y esa sensibilidad desarrolló Pajarera, un proyecto visual centrado en historias orales de su familia, dedicada a la pesca y la vida en la costa oeste de Puerto Rico.

Actualmente presenta su tercera exhibición, Desde la orilla, en el Museo de Arte de Aguadilla y el Caribe (MAAC), compuesta por fotografías, herramientas y una instalación. A continuación, compartimos fragmentos de nuestra conversación con Coralis sobre sus orígenes, su familia y lo que busca lograr con Pajarera.

¿Cómo nace Pajarera? ¿Qué te motivó a contar la historia de la pesca en Puerto Rico desde una mirada tan personal?

Pajarera nace de mi experiencia creciendo en la costa oeste de Puerto Rico, al lado de la Mar, junto a mi familia. Además de rescatar los relatos de pescadores, quise visibilizar los múltiples roles de las mujeres de mi familia, criadas en la playa. También reflexiono sobre mi identidad como mujer costeña.

¿Cómo fue crecer cerca del mar y dentro de una familia de pescadores? ¿Qué memorias o imágenes te vienen primero cuando piensas en tu niñez?

Entre mis memorias tempranas están los viajes en el bote de pesca de mi papá para visitar a la familia en Aguadilla. A veces llevábamos a nuestras mascotas; recuerdo especialmente a “Negri”, que se lanzaba al mar para nadar detrás del bote y que la lleváramos con nosotros. Son recuerdos muy hermosos.

Crecer en una familia de tradición pesquera te permite desarrollar una consciencia por la naturaleza muy linda. Aprendes a valorar tu entorno, pero también las relaciones que vas construyendo en comunidad.

Como mujer costeña, siempre abrazo mis raíces. Desde pequeña, crecer entre pescadores ha representado —y sigue representando— un orgullo. La Mar, para muchxs de nosotrxs, además de ser paisaje, es sustento familiar y lugar de trabajo.

Para nosotras las costeñas, la Mar es hembra.
— Coralis Arroyo

¿Cómo ha sido documentar a tu familia?

Documentar a mi familia ha sido un proceso profundamente emotivo. Lo más significativo ha sido ver a tantas personas que amo reunidas, apreciando mi amor por la Mar —porque para nosotras, las costeñas, la Mar es hembra.

Uno de los grandes regalos de Pajarera ha sido ver las emociones en los rostros de mis familiares entrevistadxs. Me encanta observarles siendo protagonistas de sus propias historias. Y es que saberse protagonista empodera. Justamente hacia eso va mi proyecto: motivar a las personas a contar sus historias.

¿Cómo fue el proceso de montar la exhibición en Aguadilla? ¿Qué te sorprendió más?

Mi tercera exposición, Desde la orilla, actualmente presentada en el MAAC, me ha dado mucha energía para seguir compartiendo mi trabajo con las comunidades. Desde la conceptualización hasta el montaje de las imágenes, realicé todo el proceso sola. Eso me permitió estar presente en cada uno de los detalles.

¿Cómo crees que las historias orales nos ayudan a preservar la memoria colectiva y entender mejor nuestra relación con la naturaleza?

Las historias orales son una fuente legítima de conocimiento. Nacen de la experiencia encarnada, de la memoria, del contacto con lxs otrxs. Cuando estas historias surgen desde la vida en la costa, ayudan a desarrollar una toma de conciencia ecológica desde edades muy tempranas.

¿Qué te ha enseñado este proceso sobre ti misma?

Sobre todas las cosas, este proyecto me ha guiado a amar con más intensidad cada una de las partes que me componen.

¿Qué deseas lograr con Pajarera?

Desde que comencé a compartir el proyecto en 2020, han sido muchas las cosas que he logrado. Ver a mi familia tan entusiasmada y apoyando mi trabajo ya es, sin duda, uno de los logros más grandes.

Entre los próximos pasos está presentar el proyecto en diferentes comunidades costeras de la Isla. También me encantaría llevar Desde la orilla a espacios culturales por todo Puerto Rico. A largo plazo, me visualizo presentando el proyecto en universidades, y explorando nuevas técnicas y medios que me permitan seguir compartiendo mi historia.

¿Hasta cuándo estará la exhibición en Aguadilla?

Desde la orilla estará en el Museo de Arte de Aguadilla y el Caribe hasta mediados de julio de 2025. La muestra incluye dos collages fotográficos —nueve imágenes en total— tomadas desde mi celular a principios de este año. Las tomas de mi hermano Gabriel fueron hechas en Los Rabos, una zona muy reconocida por pescadores del área, y las de mi padre fueron tomadas a lo largo de la costa de Aguadilla. También se presentan los bicheros de pesca de ambos, y una instalación con la atarraya de Gabriel.

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